Como sucede en muchos casos de poltergeist, las perturbaciones comenzaron poco a poco. Primero ruidos extraños, golpes y arañazos. Casi al mismo tiempo John Bell informó ver un animal extraño. Parecía un perro, pero no lo era realmente. Tomó su rifle, y le disparó, pero no le dio.
También había algo parecido a un pavo o alguna otra ave cerca de la casa. Después los ruidos empeoraron y comenzaron manifestaciones más molestas. Primero solo jalaba las colchas de las camas, después, según un recuento escrito años más tarde por Richard Williams Bell, el más joven de la familia, comenzó a “golpear a las personas en la cara, en especial a las que se resistían a la acción de jalar la colcha de la cama y los que llegaban como detectives a exponer el supuesto truco. Los golpes se escuchaban como la palma abierta de una mano pesada, mientras el golpe se sentía agudo, y tampoco se le olvido jalar mi pelo y hacer que Joel (otro hijo) gritara con frecuencia”.
El objetivo principal de la bruja parecía ser Betsy -Elizabeth Bell- la única niña de la familia. Por ese tiempo alrededor de doce años.